miércoles, 11 de marzo de 2009

Diario de un Condenado

Queridos amigos y amigas.....

Aquí me presento, condenado a una vida que no pedí, pero de la cual no huyo, la miro a veces con desgana, pero ella, me da algunas alegría que no merezco y alguna pena que me rompe por dentro.

Un amigo me dijo que el escribir es una terapia bastante saludable, tanto para el que escribe como para el que la lee, espero que me sirva de medicina natural, y que en algún momento os provoque alguna alegría con la que matar el aburrimiento y el desencanto por lo no conseguido.

Sólo busco la reducción de mi pena, por un delito que no cometí.... ¿qué hecho delictivo cometí?, pregúntenle al juez, sólo le dije que menos mal hace el delincuente que un mal juez...

4 comentarios:

  1. Bogart:

    Creo que soy el primero. Pues eso (es que el mensaje lo he escrito ya cien veces hasta que me ha dejao ponerlo), que bienvenido y que espero que desde el Penal del Puerto haya alguna que otra alegría, porque hemos empezado fuerte,... ¡hasta te pareces a mí en lo negativo, coño!

    Un abrazo y ten cuidado en las diuchas, que en la cárcel ya se sabe... jajajajaja. ;)

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  2. illo crei que soy el segundo en escribir, lo tuyo hace time que me di cuenta pero a los hechos me remito, creo que no hay psicologo que digo psicologo diria yo que psiquiatra que estudie y encuentre solución a tu caso, en serio si de verdad piensas asi no quiero ni pensar que va a ser de ti... noooooooooooooooooooo joer me has dejao impresioonao ni kant en sus time hacias esas reflexionesssssssssssss¡¡¡¡ah soy er florennnnnnnnnnnn

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  3. No hay mayor condena que la que uno mismo se impone.
    No hay más dolor que adivinar el sol más allá de la ventana mientras tu vida se reúne con la incertidumbre a tomar una caña.
    No hay mayor consuelo -para tí, para nosotros- que nos brindes tu tiempo, tu sorna, tus recuerdos.

    Bienvenido, amigo. Está abierto ;)

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  4. Tanto decirme "te quiero, te quiero",
    yo no lo pueo aguantá,
    como un pájaro me muero, me muero,
    necesito libertá.
    Abre puertas y cerrojos
    que me dé la luz der sol,
    que están ciegos ya mis ojos
    de tiniebla y doló.
    Por mi mare yo te imploro y te lloro
    que no pienses más en mí,
    no te quiero, no te adoro,
    y no sirvo pa viví
    en esta carcel de oro.
    (El gran Rafael de León dixit)

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