sábado, 25 de abril de 2009

Pecados de Juventud II




El Vagabundo

Con una mano en el suelo
Y con la otra una botella
Solitario un vagabundo
Ahoga sus múltiples penas
Su rostro se halla tapado
Tras una larga melena
En su boca y en sus ojos
Su tristeza se encuentra
¿Qué cosa te ha pasado
Para ir de puerta en puerta?
¿Pidiendo para vivir
Una mísera peseta?

Una foto de mujer
Una foto de su amada
Se encuentra a su lado rota
En dos partes separadas
Después de muchos cuidados
Las dejó por fin pegadas

Esa mujer fue la ruina
Que a ti te destrozó el alma
Te dejó sin tus amigos
Sin coche, piso ni casa
Por ella lo diste todo
Y ella nunca te dio nada
La odiaste hasta la muerte
Sin dejar nunca de amarla
Rompiste todas sus fotos
Para luego recobrarlas

Todos los días a las ocho
En su trabajo estabas
La esperaba él en la puerta
Hasta que salía y pasaba
Después de haberla visto
Volvió con ella a su casa
Con esa maldita foto
Que le rasgo todo el alma
Se quedó quieto, pensando
En sus ojos, su mirada
Se quedó quieto, pensando
En tanto como la amaba
Miró este hombre al cielo
Miró a la torre más alta
Y desde allí saltó al vacío
Dejando su cuerpo en andas

Ya nunca sabré su nombre
Por mucho que yo lo intento
Ni si es verdad esta historia
Esta historia que yo os cuento
Pero abajo de su cuerpo
Apareció aquella foto
Agarrada por sus dedos
Y detrás de ella apareció
Con tinta roja una frase
Que me dejó helado el cuerpo
"Sin ti la vida no es nada
Y yo sin ti soy un muerto"

Ya por fin será eterno
Su amor se lo llevó al cielo
Y aquí su amada quedó
Por eso el siempre tendrá
El amor más verdadero
Que ninguna otra persona
Podrá ya jamás tenerlo



3 comentarios:

  1. Podemos observar como nuestro poeta, tras una etapa inicial de temática amorosa, da un giro a su obra y nos muestra su lado más humano, coqueteando con la mal llamada "poesía de la experiencia"

    Fdo: JUan Belmonte, matador de toros metido a crítico literario.

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  2. Podemos observar cómo, probablemente, nuestro poeta otra vez vuelve a las andadas y confunde su poesía con la de otro autor... ;)

    Fdo. El Divino Calvo, tirándose al monte con un trabuco.

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  3. Podemos observar como por un lado el buen gusto por una trincherilla bien ejecutada y el gusto por una soleá no están reñidas, y por otro lado como la envidia más cochina hace suponer que todos tenemos un negro...

    El trabuco te lo metía con licencia y todo por el hueco de las agujas

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